El pasado sábado por la tarde, en el Estadio Centenario y con el arbitraje de Adrián Franklin, por la fecha 13 de la Primera Nacional, fue empate, pero tuvo sabor a derrota. Porque Quilmes lo ganaba bien ante Riestra en el primer tiempo hasta que antes del descanso se fue expulsado Juan Imbert de manera polémica. En la segunda etapa, el equipo jugó demasiado atrás y a la larga, la visita lo terminó igualando. 
El partido empezó dinámico, de ida y vuelta. Quilmes iba decidido a buscar ante un rival que tampoco se quedaba. La primera clara la tuvo El Cervecero y fue gol. Iban 5 minutos, Juan Imbert enganchó por izquierda, fue hasta el fondo y metió un centro atrás, y en el área apareció Gabriel Ramírez para definir suave contra un palo y poner el 1 a 0. Quilmes lo ganaba en el amanecer del partido y la visita se adelantaba en el campo. Riestra llegó a los 8, con un tiro libre desde lejos de Juan Manuel Torres que se cerró, y tapó bien Marcos Ledesma. Si bien la visita jugaba en campo cervecero, no generaba peligro, y Quilmes, cuando iba, era más punzante, como a los 27, cuando Imbert remató de afuera y la pelota se fue apenas afuera. Y a los 31, el que le dio de media distancia fue Ramírez, y el balón se fue rozando el palo izquierdo. Riestra volvió a llegar recién a los 36, cuando tras una contra, Juan Torres entró al área por izquierda y remató afuera. A los 46 sucedió lo impensado: Mauricio Soto derribó a Imbert y el juez, extrañamente, cobró al revés y amonestó al futbolista cervecero. Imbert salió para ser atendido, entró a la cancha sin autorización del juez cuando la pelota justo fue para su posición (aunque desde el banco cervecero protestaron afirmando que el árbitro sí dio la orden de ingreso), recibió la segunda amarilla y fue expulsado. Así, con polémica, se terminó la primera etapa. El Cervecero ganaba bien pero se complicaba para el complemento.

Se metió muy atrás y lo pagó caro
En la segunda mitad Quilmes salió a la cancha con el ingreso de Cristian Zabala por Facundo Bruera, para ocupar el lugar del expulsado Juan Imbert, y así quedó solo adelante Leandro González. Si bien Riestra no dominaba ni mucho menos, El Cervecero jugaba demasiado atrás y le tiraba pelotazos a un agotadísimo González. Así y todo, a los 19 el mismo delantero remató de afuera y tapó bien el arquero Fernando Lugo. A los 14 se retiró golpeado Gabriel Ramírez y en su lugar entró Enzo Acosta, que fue a la izquierda y Zabala pasó a la derecha. La visita recién llegó a los 25, con un remate cruzado en el área de Juan Torres, y la pelota pasó cerca del palo derecho. Los minutos pasaban y el trámite era siempre el mismo, Riestra iba con mucha gente pero sin claridad, y Quilmes, cuando recuperaba, salía rápido de contra buscando a un solitario Leandro González. Y de tanto ir, a los 38, la visita llegó al empate. Corner pasado desde la izquierda, en el segundo palo la metieron para adentro y Sebastián López definió en el área: 1 a 1. Una distracción en la marca volvía a costar caro. A los 39, Eric Tovo le metió un manotazo en la cara a Leandro González, recibió la segunda amarilla y se fue expulsado: los dos con diez. Iban 42 cuando  ingresó Juan Bautista Cejas por David Drocco en busca de tener un mediocampo más ofensivo. La historia no cambió demasiado porque Quilmes siguió jugando con un punta solo. De todos modos, a los 45 llegó, con un remate sin ángulo de Enzo Acosta y la pelota cruzó todo el arco. En los instantes finales fue Riestra el que buscó con más insistencia, pero no pasó nada y el partido se fue en igualdad.

Con sabor a derrota
El empate terminó siendo justo. Porque después de un primer tiempo en el que Quilmes fue más que su rival y en el que ganaba con justicia, salió en la segunda mitad demasiado atrás. La expulsión polémica de Juan Imbert hizo que todo el equipo retrocediera, que se metiera en su campo y que le cediera la pelota a Riestra. La visita no tuvo ideas, no encontró los caminos, pero tanto fue que a la larga encontró el empate.
Octavo partido sin triunfos, aunque al menos se cortó la racha de cuatro derrotas consecutivas. La mezquindad en el segundo tiempo, no sólo desde cómo se paró el equipo sino también con los cambios, terminó costando muy caro. Un resultado que si bien no fue una caída, tuvo un sabor similar y que sigue dejando al entrenador Leonardo Lemos más afuera que adentro.