Cada banco define el límite de extracción para sus clientes en cajeros propios y ese límite puede variar en otros cajeros y para no clientes.
Los efectos de la inflación no sólo se pueden observar cuando uno hace las compras en el supermercado y se encuentra con precios nuevos o, mejor dicho, cada vez más altos. También se puede notar en los cajeros automáticos, donde en 2001 la máxima extracción permitida era de $1.000, en 2015 de $8.000 y actualmente ya llegó hasta $25.000.
Ahora los bancos se vieron obligados a aumentar el límite de extracciones hasta el 50%, al pasar de $8.000 a $12.000 "para brindar un mejor servicio, para que puedan disponer de más efectivo durante el día".
Otras entidades que apuntan a clientes de mayor poder adquisitivo subieron de $10.000 a $15.000 y hasta $25.000 para las cuentas premium, siempre cuando las extracciones se realicen en un cajero del mismo banco.