El Cervecero venció ayer como local a Defensa y Justicia por 2 a 0, en el partido correspondiente a la 33ra fecha del torneo de la Primera "B" Nacional. El equipo dirigido por Omar De Felippe fue más que su rival, sobre todo en el primer tiempo, fue contundente en ataque y sólido en defensa. Sigue a cuatro unidades del ascenso directo, el objetivo primario.
El de anoche era quizás el partido más complicado de los que le quedaban a Quilmes para terminar el campeonato. Porque Defensa y Justicia lo seguía de cerca, porque es un equipo que se prepara todo el año para enfrentar al Cervecero y porque, de mitad de cancha hacia delante, se hace muy complicado. Sin embargo, los dirigidos por Omar De Felippe supieron cómo neutralizar a su rival, dejaron reducido a nada el poder ofensivo de los de Florencio Varela y cuando generaron peligro, no perdonaron.
El partido comenzó siendo parejo, como se esperaba. Los dos equipos iban a buscar, intentando manejar la pelota y generar peligro. Sin embargo, Quilmes era un poco más, porque Pablo Garnier recuperaba en el mediocampo, Miguel Caneo y Jacobo Mansilla manejaban la pelota en el medio y Facundo Diz y Martín Cauteruccio obligaban en el ataque. Cuando Defensa lograba superar el medio, se diluía en la sólida defensa cervecera. Así, sólo pudo con remates de afuera, como a los 13, cuando Javier Rearte le dio de media distancia y la pelota se fue apenas arriba. Quilmes manejaba la pelota en campo rival y era más. Y en su primera llegada, a los 20 minutos, abrió el marcador. Caneo hizo un lateral rápido en la izquierda para Mansilla, que tocó con el enlace, de nuevo con Mansilla, centro rasante contra el fondo y en el área apareció Facundo Diz para anticipar y desviar la pelota con un toque sutil, y así ponerla contra el palo izquierdo para el 1 a 0. Quilmes se ponía en ventaja cuando era más porque dominaba en el juego. Lejos de reaccionar, Defensa siguió sin ideas y siendo absorbido por la marca en el medio. Más de una vez, Cauteruccio quedó solo por descuidos del fondo visitante, pero el uruguayo no pudo aprovechar las chances. La primera etapa se iba a ir con un Quilmes que ganaba merecidamente porque supo ser efectivo cuando llegó, porque fue más claro con la pelota y porque nunca pasó sobresaltos en defensa.
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