El Municipio de Quilmes comenzó en los últimos días a retirar a los que ejercen la actividad conocida como “trapitos” de los cascos céntricos del distrito. Sin embargo, se genera la disyuntiva entre quienes utilizan este trabajo como una forma para subsistir y quienes lo hacen para delinquir.
En el mediodía del viernes, efectivos de la Policía Local de Quilmes solicitaron a Ramón, un trapito que trabaja habitualmente en la zona de la calle Olavarría y Alvear, que ya no ejerza su actividad allí. Al ver la situación, un grupo de vecinos se acercó para impedir que lo retiren del lugar.
“Yo entiendo que hay algunos muchachos que ‘no se portan bien’. Pero si hay alguna forma de juntar firmas para que Ramón pueda seguir estando lo hacemos”, expresó uno de los comerciantes de la cuadra al oficial de la Policía Local. Según sostienen, “Ramón es un tipo amable, siempre saluda, trata bien a la gente. A veces cuida coches y otras los lava para ganarse la vida. Me parece que no todos los trapitos son lo mismo”.
POLÉMICA
La polémica surge debido a que hay una gran demanda de vecinos que piden al Municipio que actúe en contra de esta actividad, lo cual choca en situaciones como la planteada, en la que los mismos habitantes de una zona defienden al trapito que conocen y con el que tienen una buena relación.
“No son todos lo mismo: hay quienes trabajan honestamente y están los que roban, los que ‘aprietan’, los que te quieren sacar plata. Habría que identificarlos y que algunos puedan ser autorizados mediante un aval de los vecinos”, concluyó uno de los defensores.