Sin jugadores en el banco de suplentes y con el volante Enzo Pérez lesionado como arquero, venció por 2 a 1 a Independiente Santa Fe de Colombia y se puso al frente de su grupo.
River obtuvo un histórico triunfo en el Monumental ante Independiente Santa Fe de Colombia por 2 a 1 y con este resultado quedó como único puntero de su grupo de la Copa Libertadores.
Con Enzo Pérez al arco y sin suplentes, River saltó al campo de juego como si jugara sin bajas ni parches. No se complicó atrás (esta vez, si tuvo que revolear la pelota, lo hizo) y fue agresivo en la presión y ante las segundas jugadas.
En cinco minutos, llegó tres veces y marcó dos goles. Con Álvarez inspirado, antes del minuto, Agustín Fontana quedó mano a mano y remato desviado. Instantes después la escena se repitió, el arquero Castellanos atoró con pericia y Angileri, de rebote, no perdonó.
Y a los 5 minutos, el Millonario volvió a golpear: Álvarez pisó el área y con un bombazo alto vulneró al portero visitante y anotó el sorprendente 2-0. A partir de allí, Independiente Santa Fe pareció reaccionar.
Al menos, hizo la lógica dentro de sus carencias: envió la pelota al área, buscando probar la resistencia de Pérez. Enzo tocó su primera pelota a los 43 segundos, sin riesgo. Recién a los 8′ envió al córner un balón suelto con las palmas.
Tan malo fue el rendimiento de Independiente Santa Fe en el primer tiempo, que el entrenador decidió realizar dos modificaciones antes del inicio del ST: entraron Kelvin Osorio y Diego Valdés Giraldo. Luego fue el turno del experimentado Sherman Cárdenas.
Con la nueva estructura y el paulatino desgaste de los hombres de River, el conjunto colombiano se paró más adelante en el campo y, aún sin profundidad, las secuencias de ataque se hicieron más continuas. Con centros desde las bandas o algún remate, Independiente copó el área. Allí surgieron Martínez, el juvenil Lecanda y Maidana, de enorme tarea.
Hasta que a los 72 minutos de juego, Arias (el hombre más desequilibrante de la visita) desbordó por izquierda, lanzó el centro atrás y Osorio arremetió para meter el descuento.
Pero River soportó los embates con astucia. Con un altísimo nivel de su defensa y la tenencia como bandera cuando lo consiguió. Incluso pudo ampliar el score con el mano a mano de Carrascal sobre el epílogo. Si Palacios convertía la del final hubiera cometido una injusticia histórica. Tan histórica como la victoria, épica, sin igual.